SONRIEN SUS OJOS

Sonríe ella
y veo en sus ojos
un mar entero.

Son sus pupilas
los dos barquitos
que no se hundieron,
que sobreviven
a mis tormentas,
que a rescatarme
vienen sin remo.

Sonríe ella
y se para el mundo,
pierdo el timón
y a la mar me entrego.


CON LOS PIES DESCALZOS (al nacimiento de Antonio)

Con los pies descalzos,
como a mí llegaste,
es como me siento
si vuelvo a acunarte,
con los pies descalzos
tocando la hierba
que de la maleza
haces que florezca.

Te observo en tu sueño
y creo que te veo
ya aquí en mis rodillas
contándote un cuento,
cuento ni de reyes
ni de caballeros,
sino alguna historia
de las del abuelo.

¡Crece, ama, vive!
no lo dudes, ¡vamos!
El sendero es hierba
que por ti he sembrado,
para que la pises
con los pies descalzos.

FORTALEZA

Es viento y niños corriendo,
pieles de color canela.
Espumas blancas
y penas que se esfuman con el tintineo del heladero.

Cometas danzantes,
velas frente al viento,
esferas en movimiento
que entran y salen de mi vista,
 pero el gentío no cesa.

Las nubes que son de coco
se derraman en la arena.
El mar, como tus ojos,
no tiene un color cualquiera.

Huelo el dulce de maíz
de un vendedor que se acerca.
Un niño con cubo y pala
construye su Fortaleza.

De nuevo el mar...
son tus ojos que hasta el fondo me revuelcan.

Salgo a flote a respirar
y ya he perdido la cuenta
de las veces que me ahogué
abandonada a tu esencia.


SONRIÉNDOME

Te buscaba entre la gente,
y sin duda te encontraba.

Mirándome de reojo.
Sonriéndome.

Y mi alma, que es incauta desdichada,
se iba volando a tu encuentro.

Ya no me importaba nada,
porque todo está perdido
después de una noche larga
en la que ardían mis manos
y la razón se esfumaba.

ENCUENTRO

Con el corazón latiendo
muy cerca de la garganta,
como si acabara el mundo
y los dos solos quedaran.

Las aguas que se encontraron
eran ellos que con ganas,
querían poderse mezclar,
pero es la vida quien manda...

O quizás somos nosotros
que arrastrados y sin ganas
seguimos como corriente
caricias aletargadas.

Quién sabe si el tiempo cruel
que los secretos acalla
quiera que vuelvan a arder
sus corazones en llamas,
cuando ya no haya remedio,
y se hayan roto sus alas.

AMAzonas

Aquí el agua se evapora
para rizar mis cabellos
que se me antojan raíces
que me anclan a este suelo.

Miro al cielo y veo colores
que los pájaros trajeron
por alegrar esas sombras
que del rio son reflejo.

Humedad que te devora,
que se te cala en los huesos,
que te hace volar el alma,
y te paraliza el cuerpo.

Mis ojos están clavados
otra vez en este cielo
salpicado de hojas verdes
de mariposas y truenos...

...y recobré la consciencia
al oir tu voz de nuevo,
pero era el Amazonas
que fluía a mar abierto
buscando su libertad,
como yo busco tu aliento.

HISTORIAL MÉDICO DE UN AMOR CONTAGIOSO (para la boda de Manu y Andrea)

Se encontraban en baja forma, nada grave a destacar, con alguna que otra recaída de tristeza y mil ocupaciones que mantenían sus pulsaciones en un ritmo razonable. Pequeñas dosis de diversión, como a cualquier joven de su edad les mantenían estables, pero sabían, aunque quisieran no pensar en ello, que lo que habían ingerido hasta ese momento no dejaban de ser fórmulas experimentales, tiritas en el corazón, una automedicación de placebo sin efectos secundarios, para bien o para mal... Pero un día ocurrió, como las mejores cosas en la vida, que llegan a la consulta sin cita marcada y saltándose la fila de espera. Con la tensión por la nubes y la frecuencia cardiaca en niveles desorbitados supieron que su cuadro clínico había sido alterado, habían salido de aquella uci de monotonía... Contacto visual… ok, respiración de él… asistida por ella, pulso de ella…acelerado por él...Buscaron juntos y con urgencia dentro de si el motivo, el remedio, la cura a aquel ardor y fueron diagnosticados, lo que sentían era amor. Sucumbieron a la infección, contagiando a quienes estábamos cerca de ellos de esa energía positiva que se infiltra bajo la epidermis, se transmite como un virus de alegría, provocaban envidia, de la sana, no como ellos, enfermos de pasión. Y así fue como se enfrentaron al mal de amores, sin anestesias, sólo con cura de besos, generosidad en vena y tomándose los pequeños defectos del otro por vía oral, solo así hace efecto, solo así el cuadro se mantiene estable. Y yo, que tengo el vade-mecum del amor descatalogado, os extiendo, si me permitís, mi receta: seguid así, alimentándoos del suero del respeto, haced que el deseo os mantenga siempre la temperatura alta, continuad con las pequeñas dosis de cariño, una inyección de besos antes de dormir y un abrazo en ayunas. No permitáis que la rutina convierta en plano el encefalograma de vuestras ilusiones, y si la vida os fractura el alma, nunca perdáis las ganas de continuar queriéndoos a corazón abierto, suturando las heridas, aceptando las cicatrices del otro, prometiendo no hurgar en ninguna yaga que esté aún abierta, que los reproches escuecen y sólo las caricias son bálsamos. Dejad siempre y como es de costumbre alguna hora libre para las visitas, otras tantas que, como yo, querrán saber de vuestra evolución. Usad la ambulancia de la curiosidad siempre que podáis, descubriendo juntos nuevos lugares, me dijeron que aires nuevos siempre vienen bien para la alergia al tedio y el conformismo. Continuad así, leyendo juntos el prospecto antes de tomar cualquier decisión importante, y…ante cualquier duda, consultad conmigo, vuestra amiga-farmacéutica, y os prometo, que siempre, siempre, estaré de guardia.

SOMBRA, CAMINO Y VARA

Sombra, camino y vara
eres tú si pienso un poco.

Sombra que a mí se pega
y va detrás de mi espalda,
aunque discreta y sumisa
sin ella yo no soy nada.
Te me pegaste a mis suelas,
y ahora, ¿quién te separa?
Sé mi sombra hasta el final,
muévete como me muevo,
pero no desaparezcas
si ves que está oscureciendo.

Camino que he de seguir,
te haces llano y placentero.
Me traes brisa del arroyo,
tus recodos son mi aliento.
Camino, que aunque intrincado,
al final se hace derecho.
Tus ojos son los paisajes
que acompañan al viajero.
Camino que me conduces,
llévame siempre más lejos,
aunque allí ya no haya nada,
aunque solos tú y yo estemos.
Vara firme que endereza,
que muestra el sentido cierto,
que es apoyo en la flaqueza.
Que prolonga, si la prendo,
mi brazo para alcanzar
a los sueños que no tengo.
Vara mantente firme,
ayúdame te lo ruego,
cuando la sombra se alargue,
cuando el camino sea estrecho.

Sombra, camino y vara,
eso eres si lo pienso.

LA VIDA ES UN LIENZO BLANCO QUE PINTAR

Tú eres mi óleo blanco:
Haces que el rojo de mi pasión
de rosa ruborice mis mejillas.

Eres el blanco de mi paleta:
Vuelves celestes
mis cielos azul tormenta.

Tú mi blanco imprescindible.

Gracias por hacer de mi profundo negro
sólo una escala de grises.

DEJÁNDOME CRECER EL PELO Y LAS ALAS

Alas para volar
y mi pelo alborotado.
No necesito más
para seguirte los pasos.
Alas para volar,
y mi pelo, que al soltarlo,
se enrede a tu corazón
y a mí te mantenga atado.
El pelo me crecerá,
pero las alas: ¡¿cuándo?!
Yo las necesito ya
para poder ir volando
al otro lado del mar,
en donde tú te has quedado

DE LA CENIZA…


[[Que es ceniza
 me pensaba
la pasión que te arde dentro.
Que es ceniza,
y que no llama
lo que se vuelve tormento]]
Enredados en raíces
y ramas que antes plantamos
esquejes de las pasiones
del árbol de aquel verano.
Ahora da sombra y fruto
y las hojas han cambiado
de color a rojo sangre
a los ocres y oxidados.
Ya no verdean,
ni se mecen
al compás que antes marcaron
los vientos de mi Granada.
Ahora es el mar…
¡Qué ingrato!
Sus aguas que son saladas
creí que el árbol secaron.
Le prendí fuego y ardió.
De las cenizas brotaron
mil ascuas y aquel amor
que me creía olvidado.