MIS ABUELOS

Trenzados para siempre,
como aquella cesta de mimbre roja y rosada,
van ahora mi mente y tu recuerdo.

Bordados por ti en mi pecho
llevo tu discurso y las directrices
que hacen de mi mi yo más tuyo.

Y el peine negro,
que peinó tus canas y mis cabellos,
duerme ahora guardado en los bolsillos de nuestra memoria,
como un reloj mudo del tiempo
                            [que nos faltó.]

Severa y artística, como tú,
como mis días contigo.
Nos dejaste así, cual tus muñecos de trapo,
modelados por tus manos pero con ausencia de aliento.

...En mis sueños ahora os veo,
alejaros cogidos del brazo.

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