LA VIDA ES UN LIENZO BLANCO QUE PINTAR

Tú eres mi óleo blanco:
Haces que el rojo de mi pasión
de rosa ruborice mis mejillas.

Eres el blanco de mi paleta:
Vuelves celestes
mis cielos azul tormenta.

Tú mi blanco imprescindible.

Gracias por hacer de mi profundo negro
sólo una escala de grises.

DEJÁNDOME CRECER EL PELO Y LAS ALAS

Alas para volar
y mi pelo alborotado.
No necesito más
para seguirte los pasos.
Alas para volar,
y mi pelo, que al soltarlo,
se enrede a tu corazón
y a mí te mantenga atado.
El pelo me crecerá,
pero las alas: ¡¿cuándo?!
Yo las necesito ya
para poder ir volando
al otro lado del mar,
en donde tú te has quedado

DE LA CENIZA…


[[Que es ceniza
 me pensaba
la pasión que te arde dentro.
Que es ceniza,
y que no llama
lo que se vuelve tormento]]
Enredados en raíces
y ramas que antes plantamos
esquejes de las pasiones
del árbol de aquel verano.
Ahora da sombra y fruto
y las hojas han cambiado
de color a rojo sangre
a los ocres y oxidados.
Ya no verdean,
ni se mecen
al compás que antes marcaron
los vientos de mi Granada.
Ahora es el mar…
¡Qué ingrato!
Sus aguas que son saladas
creí que el árbol secaron.
Le prendí fuego y ardió.
De las cenizas brotaron
mil ascuas y aquel amor
que me creía olvidado.